Braulio Castro Morales...100 años de fortaleza y Espíritu guerrero.

Este jueves 3 de setiembre es su cumpleaños, el mismo día en que se recuerda el centenario del nacimiento de Chabuca Granda, compositora del iconónico vals “La flor de la canela”.

- Paisano del Caballero de los Mares, Miguel Grau Seminario, Braulio nació en Paita y muy joven se vino a Lima, para convertirse en un maestro de la construcción civil y dedicado padre de familia.

BRAULIO CASTRO MORALES, Don Braulio, como se le conoce en nuestro querido SANTA CLARA, nació hace 100 años, un 3 de setiembre en el Puerto de Paita, departamento de Piura. Paisano del Caballero de los Mares, Miguel Grau Seminario, Braulio fue hijo de Víctor Castro, un paiteño muy aficionado a los gallos, que murió muy joven, y de doña María Morales, quien emigró en busca de mejores oportunidades, por lo que el pequeño Braulio, junto a su hermano mayor Luis fueron criados por una tía. Desde niño empezó a trabajar para colaborar con la economía familiar.

A la edad de 17 años viaja a Lima en busca de un futuro mejor y empieza a trabajar en lo que fue el sustento de su vida y su gran pasión, la construcción civil, labor que desempeñó cerca de 50 años durante los cuales participó en grandes obras tanto en Lima como en provincias, entre las que se encuentran la construcción de la nueva sede de la Escuela Normal Central de Varones, hoy Universidad Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta”, en Chosica.

Edificio del Ministerio de Educación
También intervino en la construcción del enorme edificio del ex Ministerio de Educación en el Parque Universitario, La Malteria de Ñaña, la fábrica Molitalia, La fábrica Nylon, el Reservorio de Sedapal , la Fábrica de Vidrios en Surquillo, en la Carretera Central, el Muelle Paita, los silos en Juliaca-Puno, la Hidroeléctrica de Huinco, los Almacenes de ECASA y la Refinería de Zinc de Cajamarquilla, en Huachipa, entre otras. 

Braulio se casó en 1944, a la edad de 24 años, con Felipa Castillo López, iniciando su vida matrimonial en la localidad de Ñaña (Lurigancho Chosica), para luego en el año 1950  mudarse de manera definitiva al acogedor pueblito de Santa Clara en el distrito de Ate, sentando las bases de una de las reconocidas familias santaclarinas, en compañía de su esposa, con quien tuvo una feliz convivencia, de más de 28 años, hasta el lamentable fallecimiento de ella el 26 de abril de 1973, debido un incendio en el cual él y sus dos menores hijos fueron víctimas del siniestro, sin embargo lograron salvarse luego de varios meses de hospitalización y posterior recuperación, gracias a su inquebrantable fe en Dios y en la Santísima Virgen del Carmen, patrona de Santa Clara, de la  cual es muy devoto.

Así logra reincorporarse al trabajo y dedicarse al cuidado de la menor de sus hijas de tan solo 6 años de edad. Crió 9 hijos ( tres varones y 6 mujeres); tiene 30 nietos , 24 bisnietos y 1 tataranieta. La mayoría de sus descendientes viven aún en Santa Clara, conformando 5 generaciones consecutivas e ininterrumpidas de santaclarinos, que se mantiene hasta la fecha, por más de 70 años.

Luchador a carta cabal
A lo largo de su vida tuvo que superar diversos obstáculos, la inestabilidad propia de su trabajo en construcción civil, las consecuencias del incendio en su hogar, la epidemia del cólera que pasó nuestro país y lo mantuvo internado en un hospital. Últimamente la terrible pandemia del coronavirus COVID-19 lo infectó, pero gracias a su fortaleza y su espíritu guerrero está superando al virus invisible con cien años a cuestas.

Es reconocido en la localidad de Santa Clara por su fe religiosa y en la Virgen del Carmen, cuya Hermandad, fundó el año 1960, junto a su esposa Felipa, sus suegros, Francisco y Teófila, sus cuñados Marina y José Francisco y otros distinguidos pobladores santaclarinos, quienes participaron de manera entusiasta en las frecuentes actividades para conseguir fondos para obras de desarrollo social, tales como la construcción de la Iglesia, el mejoramiento de la Escuela Primaria, los trámites para la electrificación, las obras de agua y desagüe, el parque central, la habilitación de los juegos infantiles, siempre como uno más, de manera silenciosa y sin afán de figuración. Buen vecino, buen padre de familia, sencillo, solidario, dispuesto a colaborar, admirador de la música criolla y de buen gusto para la comida.  A sus 100 años desayuna con toda normalidad su café con leche, tamalitos y cuy.

¡AL CUMPLIR 100 AÑOS DE VIDA SANTA CLARA (ATE) TE RECONOCE COMO UNO DE SUS HIJOS PREDILECTOS Y TE AGRADECE POR TODA LA OBRA QUE GENEROSAMENTE BRINDASTE…BIEN BRAULIO!

Escribe: Carmen Castro Castillo